SEGURIDAD Y EFIFACIA DE LA FIMA ELECTRÓNICA AVANZADA

Hablar de la inserción de nuestro país en los esquemas de competencia global, debe ser sinónimo de más mexicanos acostumbrados a métodos de operación, organización y producción, acordes a las demandas de un mundo competitivo, con nuevas fronteras económicas, reglas y velocidades de operación.
Sólo así podremos competir como país y como individuos en un mundo cambiante y demandante. Por eso es necesario reconocer el camino que marca el gobierno federal, para adecuarse a las condiciones de eficiencia propias de los mercados y las Tecnologías de Información, TI.
En particular, el Servicio de Administración Tributaria, mejor conocido como SAT, es digno de reconocimiento por la organización y creatividad que al final de cuentas trajo lo suyo: la Firma Electrónica Avanzada, FEA.
Al respecto, José María Zubiría, titular del SAT habla sobre el impacto y beneficios de la FEA, tanto en el ámbito fiscal como en servicios, que próximamente integrarán la Firma Electrónica Avanzada a sus códigos de seguridad en transacciones electrónicas.
De acuerdo con el funcionario, la piedra angular detrás de la FEA es elevar a un nuevo nivel de seguridad todas las transacciones electrónicas: “En los últimos años ha habido un desarrollo exponencial de los medios electrónicos y la duda de la seguridad de la información que fluye desde estos medios. Con la Firma Electrónica Avanzada, es prácticamente inviolable el intercambio de la información”.

Seguro que es segura

Pero, ¿qué tan seguro es pagar los impuestos con esta firma electrónica? A decir del entrevistado, de todos los mecanismos que hoy existen, éste es el más seguro, ya que elimina la participación de las personas en todo lo que es el flujo y permite el contacto individual con toda la documentación.
“Además –comenta Zubiría–, se incluye un sello electrónico en cada transacción, con lo que aumenta la seguridad. A diferencia de los sellos   físicos, los digitales son prácticamente imposibles de falsificar”.
Para dar una idea del nivel de seguridad de la Firma Electrónica Avanzada, Zubiría señala que bien podría entenderse como una CURP pero fortalecida, porque con ella se garantiza la unicidad de los individuos, en el momento que se accede a los datos “biométricos” de cada persona; entonces se tiene la certeza de que se trata de un mismo sujeto, lo que impide la confusión de nombres o de información.
“Esto de los biométricos es más fácil entenderlo para todos aquellos que ya se dieron de alta con la Firma Electrónica Avanzada. En el momento de incorporarse al padrón le toman huellas digitales individuales (ocho huellas electrónicas), que a su vez se traducen en claves únicas que impiden la duplicidad de la FEA.”

Esfuerzo de primer mundo

La Firma Electrónica Avanzada inició conceptualmente poco antes de 2003, tomando de cerca la experiencia de otros países, en particular de España, para llevar a un uso tangible la firma electrónica en la parte fiscal.
“Se hizo un análisis de inversión, con el que pudimos deducir que lo más complicado no es la inversión en la plataforma central en sí, sino la extensión en el uso de este medio, porque se busca que sea de acceso sencillo y abierto, para que lo puedan utilizar muchos contribuyentes”, comenta el titular del SAT.
Desde entonces la dependencia a su cargo ha instalado en todas sus oficinas locales, equipos que permiten la obtención de esta firma electrónica, la cual una vez que es de uso regular para los contribuyentes y el fisco, conlleva economías importantes.
También, para poner en marcha esta firma electrónica, se consultó y se trabajó de cerca con cámaras, asociaciones, agentes de aduanas, entre otros, para entender la mejor forma de implantar este comprobante electrónico en el manejo de aduanas.
“Los contadores han participado estrechamente con el SAT, dado que ellos realizan un amplio intercambio de información fiscal. Para dar una idea del impacto de la colaboración de los contadores, ya para el año pasado alcanzamos los 100 mil dictámenes fiscales a través de la FEA”, comenta Zubiría.